viernes, 24 de junio de 2016

SOCIEDAD,CULTURA Y EDUCACIÓN

Cada especie en el mundo cuenta con un hábitat en específico, en el caso en particular del ser humano, nuestro “hábitat” específico es nuestra sociedad y su característica particular, nuestra cultura. Dicho de otra forma nuestra sociedad es lo que para un oso polar es el polo norte y nuestra cultura es lo que para él es el hielo, los icebergs…
Hablar de sociedad para muchos estudiosos de la sociología les ha implicado manejar el término de cultura antes o después, en esta ocasión lo abordaremos después. Porque el documento no pretende indicar o solventar el debate de qué término debe ser el primero.

Lo que nos interesa en esta lectura es aclarar la relación que existe entre los términos que lleva el tema: sociedad, cultura y educación, es la idea de que la sociedad es la que se encarga de educarnos a través de la integración a una cultura, pues se debe recordar también que “el hombre no nace miembro de una sociedad, más bien es invitado a formar parte de ella” (Berger y Luckmann, 1968: 164 y ss.)

Ya de los tres términos hemos hablado anteriormente, pero lo hemos realizado de manera individual, siendo más bien un breve acercamiento a las definiciones de estos y poco hemos hablado de la relación que guardan entre sí. Lo que debe quedar claro y hemos mencionado innumerables ocasiones es que la educación es un proceso mediante el cual el individuo logra integrarse a la sociedad. La nueva idea corta que incorporaremos en esta ocasión es que

Hablar de sociedad y de su definición puede resultar relativamente sencillo debido a la cantidad de autores que han realizado definiciones de este término, y todas son igualmente aceptables, pero no se pretende realizar un análisis acabado sobre “sociedad”, ya hemos indicado lo que nos ocupa este texto. Anteriormente utilizábamos la definición que hace Gladys Bryson, manifestando que este término ha sido empleado en el más amplio sentido para incluir, “toda clase y grado de relaciones en que entran los hombres, sean ellas organizadas o desorganizadas, directas o indirectas, conscientes o inconscientes, de colaboración o antagonismo”. Estamos de acuerdo en que hablar de sociedad implica necesariamente hablar de relaciones, pues el hombre es un ser social y como tal echa mano de la comunicación para expresar sus ideas, sentimientos y pensamientos a otros seres que como él están dentro de una determinada sociedad. Estas relaciones pueden ser organizadas porque pueden formar parte – por ejemplo – de la socialización secundaria con uno de sus agentes, que es la escuela y más específicamente un salón de clases, donde la interrelación docente estudiante esta previamente organizada. Puede ser desorganizada, y en la mayoría de esferas en las que se relaciona el ser humano puede encontrarse un ejemplo para este tipo de relaciones: su grupo de amigos de la comunidad, de la escuela o universidad, alguna persona que conozca mientras viaje en un autobús o un avión, etc.
También las relaciones se pueden volver directas, o dicho de otra forma cara a cara; o caso contrario pueden ser indirectas, pudiendo ser un ejemplo  las relaciones que se guardan entre un operario de una empresa “X” y el jefe de producción, o con un ejemplo actual también pudiéramos hablar de las relaciones sociales indirectas, los famosos medios de comunicación. Las relaciones sociales también pueden ser de colaboración o de antagonismo. Es decir podemos encontrar relaciones entre personas que están dentro de un mutuo acuerdo de ayudar, así como también pudiéramos encontrar relaciones que estén en conflicto o desacuerdo.

Por lo tanto, hablar de sociedad implica hablar de los otros términos: educación y cultura. Comencemos con el abordaje de la relación entre sociedad y educación. Partamos en primer momento de la definición que realiza Ivor Morrish: “la sociedad es el grupo de seres humanos que conforman un sistema autosuficiente de acción, capaz de sobrevivir a los individuos que lo componen y formado, al menos en parte, por medio de la reproducción sexual de sus miembros”. Con esta definición podemos comprender la respuesta a la interrogante: ¿para qué la sociedad?
En primer lugar y quizá a modo de aclaración de lo que Morrish menciona sobre “la reproducción sexual de sus miembros” y en relación estrecha con la educación. La sociedad es la encargada de prever el marco de las relaciones con el medio y de la reproducción sexual. Es la escuela a la que se le ha encargado la tarea de iniciar al niño en su relación con el medio. Además la escuela debe garantizar – más aún en nuestros días, por la cantidad de información que existe – la orientación en cuanto a las relaciones heterosexuales. La escuela no puede reducirse a una simple institución de “transmisión” de conocimiento, sino de formar a los futuros ciudadanos y/o gobernantes para que los dos sexos se conozcan y puedan responder a problemas de urgente solución.
Además, la escuela – dentro de un análisis funcionalista – debe realizar su planificación guardando de que la preparación de los individuos cumplan en un futuro con los roles[1] que la sociedad espera.
La  forma de socialización del hombre es a través de la comunicación con sus semejantes  y en nuestros días el lenguaje hablado y escrito el instrumento fundamental para cumplir con dicha función. La tarea de la educación en relación con la sociedad y la comunicación sería entonces, enriquecer el lenguaje del niño para que pueda desenvolverse plenamente en la sociedad al haber logrado enriquecer su vocabulario.
Anteriormente a la revolución industrial no existía una institución común en la que la sociedad depositara su confianza para la tarea de proporcionar conocimientos y directrices compartidas. Una vez la escuela se logró institucionalizar sus tareas fundamentales fueron: educar al individuo para la vida laboral y educarlo para la vida ciudadana. Lo que significa que la escuela deberá enseñar al niño los diferentes rituales sociales y las normas de convivencia que comparte la sociedad en la que formará parte para logré asimilarlos como propios.
Ahora bien, se espera que la escuela también logre deseducar al niño en cuanto a aquellos rituales que no son en nada convenientes para la sociedad, y esto debido a que este niño, ya ha pasado por el primer proceso de socialización – primaria – en su familia, en donde ha aprendido una serie de comportamientos, valores y costumbres que la escuela debe reconocer y reforzar o procurar eliminar, con el propósito de lograr la sociedad que se desea. Pero la sociedad debe regular, necesariamente los medios con los que espera alcanzar los objetivos establecidos. “Estos medios son los que harán que la sociedad quede gobernada políticamente, organizada administrativamente y sancionada ética y socialmente” (Gómez, J y Domínguez, G. 1996).

Una vez finalizado el análisis sobre la relación de sociedad y educación, entraremos al análisis de la relación existente entre cultura y educación. No sin antes partir de una definición de cultura, que será tomada de Tylor: “un conjunto complejo que comprende el conocimiento, la creencia, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y otras capacidades adquiridas por el hombre como miembro de la sociedad”. Nótese la relación que sigue siendo evidente con el término sociedad.
Importante es recordar las distinciones que Malinowski realiza con el término cultura: material y no material. Siendo la cultura material todo lo que Tylor ofrece en su definición, y lo material, se vuelve – para algunos sociólogos – lo más importante de la cultura, siendo los conocimientos técnicos y científicos que el hombre ha adquirido. Dicho de otra forma es el patrimonio cultural del individuo y de la sociedad a la que pertenece.
Los elementos culturales que más se mencionan y se conocen son: las creencias, los valores y normas. Cuando nos referimos a los primeros estamos hablando de casos típicos de cultura implícita y que carecen de racionalidad aparente, y son aceptadas por simple intuición. Son mezcladas muy comúnmente con normas de comportamiento que gozan de una motivación social en concreto.
Los valores son ideas que tanto el individuo como el grupo han aceptado como buenas o malas, sobre lo que deben o no hacer en situaciones en concreto. Y cuando una sociedad comparte estos valores, se convierten en un sistema de normas, las cuales se espera que sean asumidas y seguidas a cabalidad por los miembros de la sociedad.

La cultura es relativa a la sociedad en la que se encuentra, ha sido aprendida y compartida, lo que quiere decir que lo que un grupo ha aprendido no necesariamente lo debieron aprender los de otro. Lo que en un país se considera como cultura en otro puede que sea considerado como contracultura. Lo que nos hace diferir es el hecho de los valores y las pautas de comportamiento, que no pueden ser considerados como un parámetro común. A esto se le llama relativismo cultural, lo que significa en otras palabras, que las cosas no son buenas o malas, útiles o inútiles, simplemente son diferentes de una cultura a otra.
El etnocentrismo, es otro término que puede surgir al momento de hablar o reflexionar sobre cultura; este término hace referencia a aquella actitud de los individuos que conforman una sociedad por considerar su cultura como la mejor, lo que puede conducir o hacer proclives al racismo.
La actitud opuesta al etnocentrismo es el xenocentrismo, que consiste en la actitud del individuo que prefiere lo ajeno a lo propio.

Debido a que la cultura no es una acumulación caótica de valores, creencias, costumbres…, se vuelve necesario analizarlo como un sistema organizado de comportamiento, y esto puede ocurrir, sí o solo sí estudiamos sus distintos elementos:
Rasgo: siendo la unidad más reducida de todas las culturas.
            Ejemplo: el vestido de la novia ------------------------ rasgo de cultura material
Complejo cultural: conjunto de rasgos relacionados.
            Ejemplo: la boda -------------- (el vestido de la novia, el ramo de flores, los anillos, etc.)
Institución: varios complejos culturales centrados en una actividad concreta
Ejemplo: la institución familiar (el noviazgo, la boda, el cuidado de los hijos, la ayuda mutua, etc.)

Universales culturales: rasgos o características comunes de las culturas
            Ejemplo: exequias, o algunos ritos para la integración en la sociedad adulta. Aunque el relativismo cultural del cual hemos hablado hace que estos rasgos sean MUY POCOS.

Entonces… ¿de qué manera se ven relacionadas la cultura y la educación? La respuesta es simple si se ha logrado comprender hasta este momento los términos sociedad, cultura y educación por separado y las relaciones, sociedad y cultura, sociedad y educación.
En primer lugar podemos argumentar que la cultura depende de la educación debido a que es esta última la que permite que los individuos interioricen la cultura propia de una determinada sociedad. Además la educación también depende de la cultura, pues en otros documentos hemos estudiado que la personalidad está determinada por la cultura en la que una persona se desenvuelve, y la educación influye en el desarrollo de esa personalidad, así como también depende de la cultura de la sociedad en que se verifica. Podemos entonces concluir que existe una relación recíproca: pues el individuo es moldeado por la sociedad y a su vez es el hombre el que modela a la sociedad.


Pero el punto más importante que busca una descripción o, más bien, una reflexión del porqué esta relación es porque a la educación se le ha dado la tarea de transmitir la cultura. Sino, recordemos a Durkheim en su definición de educación, ya decía que la educación es el proceso mediante el cual se transmite a las generaciones futuras o más jóvenes la cultura de la generación anterior.

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