Cada especie en el mundo cuenta con un hábitat en
específico, en el caso en particular del ser humano, nuestro “hábitat”
específico es nuestra sociedad y su característica particular, nuestra cultura.
Dicho de otra forma nuestra sociedad es lo que para un oso polar es el polo
norte y nuestra cultura es lo que para él es el hielo, los icebergs…
Hablar de sociedad para muchos estudiosos de la
sociología les ha implicado manejar el término de cultura antes o después, en
esta ocasión lo abordaremos después. Porque el documento no pretende indicar o
solventar el debate de qué término debe ser el primero.
Lo que nos interesa en esta lectura es aclarar la
relación que existe entre los términos que lleva el tema: sociedad, cultura y educación,
es la idea de que la sociedad es la que se encarga de educarnos a través de la
integración a una cultura, pues se debe recordar también que “el hombre no nace
miembro de una sociedad, más bien es invitado a formar parte de ella” (Berger y
Luckmann, 1968: 164 y ss.)
Ya de los tres términos hemos hablado
anteriormente, pero lo hemos realizado de manera individual, siendo más bien un
breve acercamiento a las definiciones de estos y poco hemos hablado de la
relación que guardan entre sí. Lo que debe quedar claro y hemos mencionado
innumerables ocasiones es que la educación es un proceso mediante el cual el
individuo logra integrarse a la sociedad. La nueva idea corta que
incorporaremos en esta ocasión es que
Hablar de sociedad y de su definición puede
resultar relativamente sencillo debido a la cantidad de autores que han
realizado definiciones de este término, y todas son igualmente aceptables, pero
no se pretende realizar un análisis acabado sobre “sociedad”, ya hemos indicado
lo que nos ocupa este texto. Anteriormente utilizábamos la definición que hace
Gladys Bryson, manifestando que este término ha sido empleado en el más amplio
sentido para incluir, “toda clase y grado de relaciones en que entran los
hombres, sean ellas organizadas o desorganizadas, directas o indirectas,
conscientes o inconscientes, de colaboración o antagonismo”. Estamos de acuerdo
en que hablar de sociedad implica necesariamente hablar de relaciones, pues el
hombre es un ser social y como tal echa mano de la comunicación para expresar
sus ideas, sentimientos y pensamientos a otros seres que como él están dentro
de una determinada sociedad. Estas relaciones pueden ser organizadas porque
pueden formar parte – por ejemplo – de la socialización secundaria con uno de
sus agentes, que es la escuela y más específicamente un salón de clases, donde
la interrelación docente estudiante esta previamente organizada. Puede ser
desorganizada, y en la mayoría de esferas en las que se relaciona el ser humano
puede encontrarse un ejemplo para este tipo de relaciones: su grupo de amigos
de la comunidad, de la escuela o universidad, alguna persona que conozca
mientras viaje en un autobús o un avión, etc.
También las relaciones se pueden volver directas, o
dicho de otra forma cara a cara; o caso contrario pueden ser indirectas,
pudiendo ser un ejemplo las relaciones
que se guardan entre un operario de una empresa “X” y el jefe de producción, o
con un ejemplo actual también pudiéramos hablar de las relaciones sociales
indirectas, los famosos medios de comunicación. Las relaciones sociales también
pueden ser de colaboración o de antagonismo. Es decir podemos encontrar
relaciones entre personas que están dentro de un mutuo acuerdo de ayudar, así
como también pudiéramos encontrar relaciones que estén en conflicto o
desacuerdo.
Por lo tanto, hablar de sociedad implica hablar de
los otros términos: educación y cultura. Comencemos con el abordaje de la
relación entre sociedad y educación. Partamos en primer momento de la
definición que realiza Ivor Morrish: “la sociedad es el grupo de seres humanos
que conforman un sistema autosuficiente de acción, capaz de sobrevivir a los
individuos que lo componen y formado, al menos en parte, por medio de la
reproducción sexual de sus miembros”. Con esta definición podemos comprender la
respuesta a la interrogante: ¿para qué la sociedad?
En primer lugar y quizá a modo de aclaración de lo
que Morrish menciona sobre “la reproducción sexual de sus miembros” y en
relación estrecha con la educación. La sociedad es la encargada de prever el
marco de las relaciones con el medio y de la reproducción sexual. Es la escuela
a la que se le ha encargado la tarea de iniciar al niño en su relación con el
medio. Además la escuela debe garantizar – más aún en nuestros días, por la
cantidad de información que existe – la orientación en cuanto a las relaciones
heterosexuales. La escuela no puede reducirse a una simple institución de
“transmisión” de conocimiento, sino de formar a los futuros ciudadanos y/o
gobernantes para que los dos sexos se conozcan y puedan responder a problemas
de urgente solución.
Además, la escuela – dentro de un análisis
funcionalista – debe realizar su planificación guardando de que la preparación
de los individuos cumplan en un futuro con los roles[1] que la sociedad espera.
La forma de
socialización del hombre es a través de la comunicación con sus semejantes y en nuestros días el lenguaje hablado y
escrito el instrumento fundamental para cumplir con dicha función. La tarea de
la educación en relación con la sociedad y la comunicación sería entonces,
enriquecer el lenguaje del niño para que pueda desenvolverse plenamente en la
sociedad al haber logrado enriquecer su vocabulario.
Anteriormente a la revolución industrial no existía
una institución común en la que la sociedad depositara su confianza para la
tarea de proporcionar conocimientos y directrices compartidas. Una vez la
escuela se logró institucionalizar sus tareas fundamentales fueron: educar al
individuo para la vida laboral y educarlo para la vida ciudadana. Lo que
significa que la escuela deberá enseñar al niño los diferentes rituales
sociales y las normas de convivencia que comparte la sociedad en la que formará
parte para logré asimilarlos como propios.
Ahora bien, se espera que la escuela también logre
deseducar al niño en cuanto a aquellos rituales que no son en nada convenientes
para la sociedad, y esto debido a que este niño, ya ha pasado por el primer
proceso de socialización – primaria – en su familia, en donde ha aprendido una
serie de comportamientos, valores y costumbres que la escuela debe reconocer y
reforzar o procurar eliminar, con el propósito de lograr la sociedad que se
desea. Pero la sociedad debe regular, necesariamente los medios con los que
espera alcanzar los objetivos establecidos. “Estos medios son los que harán que
la sociedad quede gobernada políticamente, organizada administrativamente y
sancionada ética y socialmente” (Gómez, J y Domínguez, G. 1996).
Una vez finalizado el análisis sobre la relación de
sociedad y educación, entraremos al análisis de la relación existente entre
cultura y educación. No sin antes partir de una definición de cultura, que será
tomada de Tylor: “un conjunto complejo que comprende el conocimiento, la
creencia, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y otras capacidades
adquiridas por el hombre como miembro de la sociedad”. Nótese la relación que
sigue siendo evidente con el término sociedad.
Importante es recordar las distinciones que
Malinowski realiza con el término cultura: material y no material. Siendo la
cultura material todo lo que Tylor ofrece en su definición, y lo material, se
vuelve – para algunos sociólogos – lo más importante de la cultura, siendo los
conocimientos técnicos y científicos que el hombre ha adquirido. Dicho de otra
forma es el patrimonio cultural del individuo y de la sociedad a la que
pertenece.
Los elementos culturales que más se mencionan y se
conocen son: las creencias, los valores y normas. Cuando nos referimos a los
primeros estamos hablando de casos típicos de cultura implícita y que carecen
de racionalidad aparente, y son aceptadas por simple intuición. Son mezcladas
muy comúnmente con normas de comportamiento que gozan de una motivación social
en concreto.
Los valores son ideas que tanto el individuo como
el grupo han aceptado como buenas o malas, sobre lo que deben o no hacer en
situaciones en concreto. Y cuando una sociedad comparte estos valores, se
convierten en un sistema de normas, las cuales se espera que sean asumidas y
seguidas a cabalidad por los miembros de la sociedad.
La cultura es relativa a la sociedad en la que se
encuentra, ha sido aprendida y compartida, lo que quiere decir que lo que un
grupo ha aprendido no necesariamente lo debieron aprender los de otro. Lo que
en un país se considera como cultura en otro puede que sea considerado como
contracultura. Lo que nos hace diferir es el hecho de los valores y las pautas
de comportamiento, que no pueden ser considerados como un parámetro común. A
esto se le llama relativismo cultural, lo que significa en otras palabras, que
las cosas no son buenas o malas, útiles o inútiles, simplemente son diferentes
de una cultura a otra.
El etnocentrismo, es otro término que puede surgir
al momento de hablar o reflexionar sobre cultura; este término hace referencia
a aquella actitud de los individuos que conforman una sociedad por considerar
su cultura como la mejor, lo que puede conducir o hacer proclives al racismo.
La actitud opuesta al etnocentrismo es el
xenocentrismo, que consiste en la actitud del individuo que prefiere lo ajeno a
lo propio.
Debido a que la cultura no es una acumulación
caótica de valores, creencias, costumbres…, se vuelve necesario analizarlo como
un sistema organizado de comportamiento, y esto puede ocurrir, sí o solo sí
estudiamos sus distintos elementos:
Rasgo: siendo la unidad más reducida de todas las
culturas.
Ejemplo: el vestido de la novia ------------------------ rasgo de
cultura material
Complejo cultural: conjunto de rasgos relacionados.
Ejemplo: la boda -------------- (el vestido de la novia, el ramo de
flores, los anillos, etc.)
Institución: varios complejos culturales centrados
en una actividad concreta
Ejemplo: la institución familiar (el noviazgo, la
boda, el cuidado de los hijos, la ayuda mutua, etc.)
Universales culturales: rasgos o características
comunes de las culturas
Ejemplo: exequias, o algunos ritos para la integración en la sociedad
adulta. Aunque el relativismo cultural del cual hemos hablado hace que estos
rasgos sean MUY POCOS.
Entonces… ¿de qué manera se ven relacionadas la
cultura y la educación? La respuesta es simple si se ha logrado comprender
hasta este momento los términos sociedad, cultura y educación por separado y
las relaciones, sociedad y cultura, sociedad y educación.
En primer lugar podemos argumentar que la cultura
depende de la educación debido a que es esta última la que permite que los
individuos interioricen la cultura propia de una determinada sociedad. Además
la educación también depende de la cultura, pues en otros documentos hemos
estudiado que la personalidad está determinada por la cultura en la que una
persona se desenvuelve, y la educación influye en el desarrollo de esa
personalidad, así como también depende de la cultura de la sociedad en que se
verifica. Podemos entonces concluir que existe una relación recíproca: pues el
individuo es moldeado por la sociedad y a su vez es el hombre el que modela a
la sociedad.
Pero el punto más importante que busca una
descripción o, más bien, una reflexión del porqué esta relación es porque a la
educación se le ha dado la tarea de transmitir la cultura. Sino, recordemos a
Durkheim en su definición de educación, ya decía que la educación es el proceso
mediante el cual se transmite a las generaciones futuras o más jóvenes la cultura
de la generación anterior.

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